Recuerdo que la primera vez que pisé Sarrià fue para ver un Espanyol – Mallorca. Mi padre me llevó para ver si me gustaba el fútbol. Todo lo que recuerdo de aquel partido es que mi padre tuvo que decirme que los del Espanyol, a los que tenía que aplaudir, eran los que iban de rayas, no los que iban de rojo. Creo que era algún domingo de 1986 y creo recordar a un tal Azkargorta en el banquillo (probablemente su última temporada en el Espanyol, después de consultar wikipedia). Algún día tendré que preguntar a mi padre si estos primeros recuerdos pericos son ciertos o simplemente una jugada de mi mente.
Mis recuerdos más claros vienen viendo la bandera del Espanyol en tercera posición de aquel gol sur de Sarrià, de unos play-off, de una clasificación para la UEFA, de mi abuelo decirme que no ondeara la bandera del Espanyol que todavía faltaban 45 minutos de partido, de una final perdida en Leverkusen y de esperar a mi padre que venía de ver aquella final.
Fue justamente perder aquella final lo que creo que me marcó y lo que, definitivamente me hizo perico.
Desde entonces, dos temporadas en segunda división, otra final de la Europa League, tres campos de fútbol, unos cuantos años sin ser socio del Espanyol… y lo que está por contar.