Esto no es una película del oeste

Photo by Artur Tumasjan on Unsplash

Hace ya unos años que pensé en escribir este post. Ahora no recuerdo cuántos. Probablemente 3 ó 4.

Como siempre que pienso en escribir un nuevo post, vine al blog y creé una nueva entrada vacía, solo con el título. “Así no me olvidó. De aquí unas semanas escribo algo sobre el tema“. Y quien dice semanas, dice años. Lo curioso es que sigue siendo un tema de actualidad que, aparentemente, se ha extendido más allá del fútbol. Tal ridículo comportamiento se ha llevado a otros aspectos de la sociedad.

Nos comportamos como si viviésemos en una película del oeste. Donde están los vaqueros y los indios. Los primeros eran los buenos de la película, los salvadores y civilizados. Mientras que los segundos eran los malos, los salvajes que matan a los buenos y hay que o acabar con ellos o hacerles ver la luz y convertirlos al lado bueno.

En el mundo del fútbol pasa igual. Se piensa la mayoría de seguidores que esto es una película del oeste, en la que hay una línea divisoria. Esta línea divide a los buenos muy buenos, de los malos muy malos. Obviamente, todo el mundo cree pertenecer al grupo de los buenos y guapos, mientras que todos los demás que no comparten los mismos gustos futbolísticos son los malos y feos. Los equivocados y cegados que no ven que están en el lado incorrecto de la verdad.

Nosotros somos los mejores. Los elegidos, los especiales. Porque ganamos, o porque no ganamos, o porque tenemos mucho dinero, o porque no tenemos, o porque tenemos a este jugador, o no lo tenemos, o porque sufrimos más, o porque la combinación de colores es más bonita. Da igual la excusa. Somos mucho mejores y lo sabemos. Somos superiores moralmente. Los otros son los apestados y ya nos inventaremos algo para estigmatizarlos de alguna forma.

Ridículo. Creernos mejores en algo por haber escogido seguir a un equipo que ni gestionamos, ni jugamos. Solo apoyamos.

Y por mucho que nos empeñemos, nada es blanco y negro.

Aquí no hay buenos ni malos, guapos o feos, los que están en el lado correcto o en el bando equivocado de la verdad. Aquí todos somos iguales, seguidores de fútbol que seguimos los partidos de nuestro equipo para entretenernos y pasar el rato. Todos somos igual de buenos, malos, guapos, feos, idiotas, inteligentes o equivocados.

Llevar el fútbol, lo que se supone ser un simple entretenimiento, a este nivel de infantilización, de dividir a los seguidores entre buenos y malos, donde los buenos son todos los míos y los malos todos los demás, a mi me cansa y agota. Como comentaba hace un tiempo en otro post, es una de las razones por las que cada vez estoy más desenganchado del fútbol.

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