Por segundo año consecutivo se va a “prohibir” la asistencia de culés al campo de Cornellà, a raíz del tristemente famoso incidente de las bengalas protagonizado por unos indeseables que ni aman el fútbol, ni el deporte. Es una radical decisión tomada por nuesta directiva que, como todas las decisiones, trae una polémica que la acompaña.
En primer lugar quiero destacar que he puesto la palabra prohibir entre comillas. Esto es porque, lo que se dice prohibir, en la estricta definición de la palabra no se prohibe la entrada a nadie. No sé exactamente cómo lo van a gestionar este año, pero creo que es igual que el año pasado, donde no se prohibió la entrada a nadie. Simplemente lo que se hace es vender entradas a socios. Aficionados culés pueden ir y nadie se lo impedirá, pero siempre y cuando conozcan a un socio periquito. Es decir, todo aquel que quiera ir, sea del equipo que sea, sólo podrá ir si es a través de un socio periquito que le compre las entradas. El año pasado ya se vieron culés por Cornellà y este año seguramente que se volverán a ver. ¿Qué se consigue con esto? Que alguien se haga responsable de los actos. Si alguien va al campo a través mío y la lían, yo seré el directo y único responsable de los actos realizados.
Aficionados culés los ha habido toda la vida en nuestro campo. Recuerdo cómo en el Gol de General mitre (nunca supe si era el norte o el sur… aunque ahora en Cornellà sigo sin saber en qué gol estoy) estaban entre los aficionados pericos sin ningún tipo de problema, ni altercado. Recuerdo ver aficionados culés mezclados entre los pericos en Montjuich. Al menos por mis zonas lo máximo que he visto es cómo un aficionado culé, con su camiseta, se llevó una lluvia de bolas de papel, nada más. Mientras que sí que he visto cómo a un aficionado merengue se lo tuvo que llevar seguridad porque peligraba su integridad física.
En segundo lugar, estoy de acuerdo que algo había que hacer y ya se vio que el vender las entradas por ServiCaixa (como se hace en cualquier otro partido) no funcionó y no se supo gestionar, ni controlar bien. Así que alguna acción había que tomar. Pero yo no hubiese tomado la medida que ha tomado la directiva. No sé si es la mejor que se ha podido tomar, no sé si se ha consensuado junto con el Barcelona o las razones, pero desde mi posición no es la mejor solución. Personalmente, creo que los aficionados culés también deberían poder entrar, como han hecho toda la vida en Sarrià y Montjuich, y que lo que se debería haber hecho es ceder entradas al Barcelona y ellos, responsabilizarse de sus seguidores. Ellos los conocen, que ellos decidan a quién venden y que ellos se responsabilicen. Posiblemente la medida actual busca calmar los ánimos durante unos años antes de volver a la situación normal. Posiblemente lo que busque es dispersar los aficionados para que no haya grandes grupos que, a fin de cuentas, son los que la suelen liar. Pero, a priori, para mí no es la mejor solución y, como habitualmente, “prohibir” es la peor de las soluciones
Chapeau, noi